“La salud mental es cultura”
Así pensaba Fernando Ulloa, el psicoanalista que murió en 2008. Ahora se reeditan dos de sus libros.
POR Héctor Pavón
Pocas veces el diván tuvo un acercamiento tan profundo al
entorno social como el del consultorio de Fernando Ulloa. Creador de un
estilo terapéutico particular y efectivo, supo distinguirse en el mapa
del psicoanálisis local por su mirada integradora, que ubicaba la
problemática del paciente dentro de una imagen ampliada que incluía al
contexto total y que él llamaba “cultura”. A cuatro años de su muerte,
se reeditan dos libros del psicoanalista que resultan clave para
acercarse a él y que, sin ser textos de divulgación, están pensados para
públicos amplios que atraviesan las murallas del psicoanálisis. “La
salud mental –definía–, ajustada a algunas circunstancias, es una producción cultural ”.
Libros del Zorzal acaba de publicar Novela clínica psicoanalista. Historia de una práctica y Salud ele-mental.
Con toda la mar detrás . Dos libros que dejan ver el trabajo de Ulloa con nitidez. En Novela Clínica..., Ulloa habla del oficio del psicoanalista y subraya la importancia que tuvo en su vida la “Experiencia Rosario”. Esta actividad realizada a fines de los ‘50 y organizada por Pichon-Rivière, tuvo como objetivo la realización de un laboratorio social, de trabajo en comunidad, y la aplicación de una didáctica interdisciplinaria. Fue un trabajo entre psicoanalistas, psicólogos y trabajadores sociales.
Ulloa siguió buscando un camino de perfeccionamiento del psicoanálisis. Por ejemplo, cuestionó los conceptos de “interpretación” y de “regresión transferencial”, según el que un paciente recrea en sesión el temor a las figuras de autoridad de la infancia.
En Salud ele-Mental Ulloa profundiza los beneficios del trabajo interdisciplinario para el tratamiento de psicopatologías. Y es aquí donde surge el intelectual y el hombre de acción que le dio a la tarea psicoanalítica la posibilidad de actuar como un diagnosticador de la realidad social a partir del paciente. Una aplicación para la sociedad basándose en la subjetividad individual. De allí se desprende un pensamiento que lo va a caracterizar: “tiene poder quien logra vencer los obstáculos personales que le impiden quererse a sí mismo , un poder que no resulta opresivo ni para sí ni para el otro”.
Ulloa fue seguidor de Enrique Pichon-Rivière, con quien trabajó en la vinculación entre psicoanálisis y política, y de Marie Langer, quien fuera discípula de Freud y una de las introductoras del pensamiento del psicoanálisis en la Argentina. Era docente de la UBA en 1966 cuando se produjo La Noche de los Bastones Largos. Con el golpe de 1976 se exilió en Brasil; al volver, participó de la creación de la Facultad de Psicología en la UBA.
Desde antes de partir al exilio, Ulloa tenía como pacientes a personas que habían sufrido la tortura. “La crueldad es el fracaso de la ternura” sostenía, y agregaba: “La crueldad; también como la ternura, es una producción sociocultural y antitética, ambas contemporáneas”.
Libros del Zorzal acaba de publicar Novela clínica psicoanalista. Historia de una práctica y Salud ele-mental.
Con toda la mar detrás . Dos libros que dejan ver el trabajo de Ulloa con nitidez. En Novela Clínica..., Ulloa habla del oficio del psicoanalista y subraya la importancia que tuvo en su vida la “Experiencia Rosario”. Esta actividad realizada a fines de los ‘50 y organizada por Pichon-Rivière, tuvo como objetivo la realización de un laboratorio social, de trabajo en comunidad, y la aplicación de una didáctica interdisciplinaria. Fue un trabajo entre psicoanalistas, psicólogos y trabajadores sociales.
Ulloa siguió buscando un camino de perfeccionamiento del psicoanálisis. Por ejemplo, cuestionó los conceptos de “interpretación” y de “regresión transferencial”, según el que un paciente recrea en sesión el temor a las figuras de autoridad de la infancia.
En Salud ele-Mental Ulloa profundiza los beneficios del trabajo interdisciplinario para el tratamiento de psicopatologías. Y es aquí donde surge el intelectual y el hombre de acción que le dio a la tarea psicoanalítica la posibilidad de actuar como un diagnosticador de la realidad social a partir del paciente. Una aplicación para la sociedad basándose en la subjetividad individual. De allí se desprende un pensamiento que lo va a caracterizar: “tiene poder quien logra vencer los obstáculos personales que le impiden quererse a sí mismo , un poder que no resulta opresivo ni para sí ni para el otro”.
Ulloa fue seguidor de Enrique Pichon-Rivière, con quien trabajó en la vinculación entre psicoanálisis y política, y de Marie Langer, quien fuera discípula de Freud y una de las introductoras del pensamiento del psicoanálisis en la Argentina. Era docente de la UBA en 1966 cuando se produjo La Noche de los Bastones Largos. Con el golpe de 1976 se exilió en Brasil; al volver, participó de la creación de la Facultad de Psicología en la UBA.
Desde antes de partir al exilio, Ulloa tenía como pacientes a personas que habían sufrido la tortura. “La crueldad es el fracaso de la ternura” sostenía, y agregaba: “La crueldad; también como la ternura, es una producción sociocultural y antitética, ambas contemporáneas”.
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