“El
concepto de forclusión es una construcción teórica que intenta explicar
el mecanismo psíquico que está en el origen de las psicosis. (…) El
término forclusión (…) fue propuesto por Lacan para traducir el vocablo
alemán Verwerfung, habitualmente transcrito en las versiones de la obra
de Freud por la palabra rechazo. (…)
Trátese de neurosis o de psicosis, en todos los casos nos encontramos ante la incapacidad del yo para defenderse contra el peligro de una representación psíquica intolerable. (…)
Trátese de neurosis o de psicosis, en todos los casos nos encontramos ante la incapacidad del yo para defenderse contra el peligro de una representación psíquica intolerable. (…)
La representación que amenaza al yo es intolerable porque recae sobre
un fragmento de realidad demasiado investido, ligado a la experiencia de
la castración. En efecto, lo que constituye un peligro para el yo es el
resurgimiento inminente –bajo la forma de una idea inconsciente- de la
experiencia dolorosa de la castración. (…)
`El yo rechaza (verwirft) la representación intolerable juntamente con su afecto y se conduce como si la representación no hubiese jamás llegado a él. (…) Pero ésta se halla inseparablemente unida a un trozo de la realidad [de la castración], y al desligarse de ella, el yo se desliga también, total o parcialmente, de la realidad’ [S. Freud, Las neuropsicosis de defensa] (…)
Ya sea que la representación haya sido rechazada o abolida, ésta retornará de modo inevitable desde el exterior hacia el yo, y traerá así aparejados trastornos típicamente psicóticos[:] (…) Lo que no ha llegado a la luz de lo simbólico [en un síntoma o en un lapsus por ejemplo] aparece en lo real (…), [en] una imagen alucinada. (…)
La forclusión se ejercerá exclusivamente sobre el significante del Nombre-del-Padre (…) [que] designa la función paterna tal y como es internalizada y asumida por el niño mismo. (…)
No puede haber acción forclusiva sin la condición de un llamado que la desencadene. (…) Para un psicoanalista, localizar el origen del llamado equivale a indagar el contexto en el cual se ha iniciado el proceso de la psicosis. (…)
La persona que llama a la emergencia del Nombre-del-Padre en el futuro psicótico es, según Lacan, Un-padre, es decir `una persona situada en posición tercera en cualquier relación que tena por base la pareja imaginaria yo-objeto’, pareja que, con frecuencia, está cargada con una intensa tensión afectiva.
Por ejemplo, el llamado estará encarnado `para la mujer que acaba de dar a luz en la figura de su esposo, para la penitente que confiesa su falta en la persona de su confesor, para la muchacha enamorada en el encuentro del padre del muchacho’. (…)
Estos tipos de personajes –Un-padre-, en apariencia bastante secundarios, juegan sin saberlo el rol principal en el desencadenamiento de un episodio psicótico.”
(Juan David Nasio, Enseñanza de 7 conceptos cruciales del psicoanálisis)
https://www.facebook.com/groups/719729948107196/?fref=ts
https://www.facebook.com/pages/Erich-Neumann-Psicolog%C3%ADa-anal%C3%ADtica/843873672337270?pnref=lhc
https://www.facebook.com/pages/La-naturaleza-humana-Winnicott/388051881269911
https://www.facebook.com/pages/La-Din%C3%A1mica-de-lo-Inconsciente-Carl-Gustav-Jung/556986664317909?fref=ts
`El yo rechaza (verwirft) la representación intolerable juntamente con su afecto y se conduce como si la representación no hubiese jamás llegado a él. (…) Pero ésta se halla inseparablemente unida a un trozo de la realidad [de la castración], y al desligarse de ella, el yo se desliga también, total o parcialmente, de la realidad’ [S. Freud, Las neuropsicosis de defensa] (…)
Ya sea que la representación haya sido rechazada o abolida, ésta retornará de modo inevitable desde el exterior hacia el yo, y traerá así aparejados trastornos típicamente psicóticos[:] (…) Lo que no ha llegado a la luz de lo simbólico [en un síntoma o en un lapsus por ejemplo] aparece en lo real (…), [en] una imagen alucinada. (…)
La forclusión se ejercerá exclusivamente sobre el significante del Nombre-del-Padre (…) [que] designa la función paterna tal y como es internalizada y asumida por el niño mismo. (…)
No puede haber acción forclusiva sin la condición de un llamado que la desencadene. (…) Para un psicoanalista, localizar el origen del llamado equivale a indagar el contexto en el cual se ha iniciado el proceso de la psicosis. (…)
La persona que llama a la emergencia del Nombre-del-Padre en el futuro psicótico es, según Lacan, Un-padre, es decir `una persona situada en posición tercera en cualquier relación que tena por base la pareja imaginaria yo-objeto’, pareja que, con frecuencia, está cargada con una intensa tensión afectiva.
Por ejemplo, el llamado estará encarnado `para la mujer que acaba de dar a luz en la figura de su esposo, para la penitente que confiesa su falta en la persona de su confesor, para la muchacha enamorada en el encuentro del padre del muchacho’. (…)
Estos tipos de personajes –Un-padre-, en apariencia bastante secundarios, juegan sin saberlo el rol principal en el desencadenamiento de un episodio psicótico.”
(Juan David Nasio, Enseñanza de 7 conceptos cruciales del psicoanálisis)
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