miércoles, 27 de marzo de 2013

“Homosexualidad: Represión y Liberación”.-

Psicoanálisis y Sociedad: “Homosexualidad: Represión y Liberación”.-

Freud, Rank, Altman, Roszak y Marcuse:

Psicoanálisis y Sociedad: “Homosexualidad: Represión y Liberación”.-

 1) Freud: Perversidad Polimorfa Bisexual, Represión y Sublimación.

En Tres Ensayos sobre la Teoría de la Sexualidad, Freud señala que la represión, en términos generales, proviene de la imposición de dominación de un individuo sobre otros, siendo ese primer individuo no otro que el padre. A partir de tal dominación, se establece la forma patriarcal de la sociedad, basada en la inferioridad de la mujer y en la fuerte represión de la sexualidad. Además, Freud asocia su tesis de la autoridad patriarcal con el auge de la religión, y en particular con el triunfo del monoteísmo en Occidente. Por otra parte, Freud se preocupa especialmente por la represión sexual, puesto que considera las pulsiones del ser humano como mucho más complejas de lo que la sociedad patriarcal admite: dada la capacidad indiferenciada de los bebés para obtener placer sexual de todas las partes de su cuerpo, Freud los califica de “perversos polimorfos”. Como parte de este concepto, Freud también cree en la naturaleza especialmente bisexual de nuestro impulso sexual original. Como una variante del concepto de represión, Freud introdujo el término “sublimación”, entendiendo por ello la operación mental mediante la cual se canalizan los impulsos libidinosos inconvenientes.  Freud hace una diferencia fundamental entre represión y sublimación al considerar que esta última puede ser saludable, ya que resulta indispensable para el mantenimiento de una comunidad civilizada.
Sigmund Freud

2) Rank y Altman: Represión, Roles Sociales  y Dominio Falocrático.

En la misma línea de pensamiento, y en lo referente a la represión primera, Otto Rank considera el desarrollo que va de la dominación paterna hasta llegar a un poderoso sistema estatal administrado por el hombre, como una prolongación de dicha represión primera, cuyo propósito es la cada vez mayor exclusión de la mujer. Sobre la represión de la perversidad polimorfa en Occidente, Dennis Altman, en su libro ya citado, dice que los dos componentes principales de dicha represión son por un lado la eliminación de lo erótico de todas las actividades humanas que no sean definidamente sexuales, y por otro lado la negación de la inherente bisexualidad del ser humano: la sociedad asume sin detenerse en reflexión alguna, que la heterosexualidad es la sexualidad normal. Altman observa que la represión de la bisexualidad se lleva a cabo mediante la implantación forzada de conceptos histórico-culturales prestigiosos de “masculinidad” y “feminidad”. En otras palabras, roles sexuales claramente delineados que se van aprendiendo desde niños. Por otra parte, Altman señala la falta de forma alguna de identidad para el bisexual en la sociedad actual, y las presiones que sufre de ambos lados, puesto que la bisexualidad amenaza tanto a las formas aburguesadas de vida homosexual exclusiva como a los heterosexuales, y esta característica explicaría el por qué la bisexualidad asumida es tan poco común.

3) Roszak y Marcuse: Represión en la Sociedad Capitalista y Liberación Sexual.

En otros términos comenta Theodore Roszak, en su obra El nacimiento de una contracultura, el movimiento de liberación sexual. Allí expresa que la mujer más necesitada, y desesperadamente, de liberación, es la “mujer” que cada hombre lleva encerrada en los calabozos de su propia psiquis. Roszak señala que sería ésa y no otra la siguiente forma de represión que es preciso eliminar, y lo mismo en lo que respecta al hombre maniatado que hay dentro de toda mujer. Y Roszak no duda de que todo ello significaría la más cataclismática reinterpretación de la vida sexual en la historia de la humanidad, ya que replantearía todo lo concerniente a los roles sexuales y al concepto de normalidad sexual vigente en la actualidad.

Marcuse
Sobre la liberación sexual, Herbert Marcuse en Eros y civilización aclara que la misma implica más que la mera ausencia de opresión, la liberación requiere de una nueva moralidad y una revisión de la noción de “naturaleza humana”. Y después agrega que toda teoría real de liberación sexual debería tomar en cuenta las necesidades esencialmente polimorfas del ser humano. Según Marcuse, las perversiones sustentan la sexualidad como un fin en sí mismo; por lo tanto se colocan fuera de la órbita de férreo principio de “performance“,  o sea uno de los principales represores básicos para la organización del capitalismo, y así cuestionan sin proponérselo los fundamentos mismos de este último.

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