FAIRBAIRN - LOS ORÍGENES DEL PSICOANÁLISIS RELACIONAL .
“La libido no busca la descarga, sino el objeto; he aquí lo que Rodríguez Sutil califica como el postulado central de Fairbairn (…)
Los humanos somos el resultado de nuestra historia relacional,
con lo que el sufrimiento psíquico es visto como el resultado de la interiorización de las configuraciones relacionales (maneras de estar con los demás y con uno mismo) de nuestro pasado que resultan inadecuadas para lidiar con nuestro presente (…)
Estamos diseñados para buscar en la relación la manera de regular nuestras emociones (…)
“La relación real que existe entre el analista y el paciente como personas debe ser entendida como constituyendo en sí misma un factor terapéutico de primera importancia.”
(Ramón Riera i Alibes, prólogo a: Introducción a la obra de Ronald Fairbairn : los orígenes del psicoanálisis relacional)
“La necesidad de la madre es la más urgente que tiene el bebé y la condición para satisfacer las otras necesidades (…) El apego (…) es una necesidad biológica fundamental (…)
Fairbairn aporta una concepción propia sobre el aparato psíquico, una nueva `tópica’, en la que las diferentes instancias están compuestas por fragmentos del Yo y fragmentos de objetos con los que se relacionan (…)
El concepto de un Ello sin estructura, reservorio de energía, es reemplazado por la noción de un conjunto de estructuras inconscientes Yo-objeto, cada una de ellas capaz de actividad psicológica en diferentes grados de primitivismo (…)
La separación entre inconsciente reprimido y no reprimido sería un supuesto necesario en la distinción contemporánea entre patologías por déficit y patologías por conflicto, a la que nos adherimos (…)
La represión no actúa sobre la pulsión directamente, sino sobre su representación mental (…)
El desarrollo del inconsciente dinámico sólo puede producirse cuando se produce un desplazamiento del uso preferente de la escisión por el uso preferente de la represión (secundaria), y este momento de desplazamiento tiene lugar cuando el niño está negociando la posición depresiva, con la capacidad para el duelo que lleva asociada (…)
Piensa Klein que el Yo es incapaz de disociar el objeto –tanto interno como externo- sin que tenga lugar una correspondiente disociación dentro de él (…)
Bion: el bebé nace con una pre-concepción o un estado de expectativa sobre el pecho. Cuando esta pre-concepción se conecta con la experiencia del pecho real surge el concepto del pecho, aunque no es todavía un `pensamiento’. Para que se desarrolle el pensamiento el bebé debe experimentar la ausencia del pecho, lo que Bion llama `no pecho’ (…)
Fairbairn llama ´esquizoides’ -y Kohut `narcisistas’- a muchos pacientes que en realidad ahora serían diagnosticados de `personalidad límite’ (…)
La estructura del psiquismo se forma mediante la fragmentación y la internalización (…)
¿Qué es lo que se internaliza? Kernberg propone una interpretación interesante es un elemento del self, un elemento del objeto y la relación afectiva y propositiva que se da entre ellos (…)
La tópica que propondrá Fairbairn consta inicialmente de cinco instancias: Yo central, Yo libidinal, saboteador interno, objeto rechazante y objeto necesitado. Luego serán seis con la inclusión del objeto ideal (…)
La estructura endopsíquica propuesta –básicamente esquizoide- no sirve para comprender la histeria (…) La estructura endopsíquica fairbairniana permite, en cambio, una buena descripción de las organizaciones narcisistas y límites (…)
Lo que aporta el Edipo, en realidad, es la última capa en la estructuración del psiquismo (…) La situación edípica no es tanto un fenómeno causal sino un producto resultante (…)
Las incapacidades de las que sufre el paciente son resultado de unas relaciones de objeto insatisfactorias y que no dejan satisfecho, experimentadas en los momentos tempranos del desarrollo y exageradas a partir de la realidad interna (…)
A diferencia de Balint y de Winnicott, Fairbairn no acepta que el objetivo de la terapia exija provocar una regresión en el paciente (…)
En los textos de Kohut, el self, sin llegar a la autonomía de las concepciones pre-freudianas, se convierte en un centro de control psíquico de nuevo cuño (…)
La resistencia sólo puede ser superada cuando la transferencia ha llegado a un punto en que el analista se vuelve un objeto bueno, tan bueno que el paciente se atreve a exteriorizar sus objetos malos inconscientes (…)
Hace tiempo se viene postulando, desde la psicopatología vincular. La existencia de una posición intermedia entre la esquizo-paranoide y la depresiva. A esta posición la denominamos `confusional’ (…)
La angustia de separación es más básica y anterior a la angustia de castración, como entiende Fairbairn, pero debemos resaltar que aún antes está la angustia por fragmentación, el pánico no de ser abandonado sino de disolverse como sujeto (…)
El Yo es una diferenciación, no del Ello sino de la persona como totalidad.”
(Carlos Rodríguez Sutil, Introducción a la obra de Ronald Fairbairn : los orígenes del psicoanálisis relacional)
“La libido no busca la descarga, sino el objeto; he aquí lo que Rodríguez Sutil califica como el postulado central de Fairbairn (…)
Los humanos somos el resultado de nuestra historia relacional,
con lo que el sufrimiento psíquico es visto como el resultado de la interiorización de las configuraciones relacionales (maneras de estar con los demás y con uno mismo) de nuestro pasado que resultan inadecuadas para lidiar con nuestro presente (…)
Estamos diseñados para buscar en la relación la manera de regular nuestras emociones (…)
“La relación real que existe entre el analista y el paciente como personas debe ser entendida como constituyendo en sí misma un factor terapéutico de primera importancia.”
(Ramón Riera i Alibes, prólogo a: Introducción a la obra de Ronald Fairbairn : los orígenes del psicoanálisis relacional)
“La necesidad de la madre es la más urgente que tiene el bebé y la condición para satisfacer las otras necesidades (…) El apego (…) es una necesidad biológica fundamental (…)
Fairbairn aporta una concepción propia sobre el aparato psíquico, una nueva `tópica’, en la que las diferentes instancias están compuestas por fragmentos del Yo y fragmentos de objetos con los que se relacionan (…)
El concepto de un Ello sin estructura, reservorio de energía, es reemplazado por la noción de un conjunto de estructuras inconscientes Yo-objeto, cada una de ellas capaz de actividad psicológica en diferentes grados de primitivismo (…)
La separación entre inconsciente reprimido y no reprimido sería un supuesto necesario en la distinción contemporánea entre patologías por déficit y patologías por conflicto, a la que nos adherimos (…)
La represión no actúa sobre la pulsión directamente, sino sobre su representación mental (…)
El desarrollo del inconsciente dinámico sólo puede producirse cuando se produce un desplazamiento del uso preferente de la escisión por el uso preferente de la represión (secundaria), y este momento de desplazamiento tiene lugar cuando el niño está negociando la posición depresiva, con la capacidad para el duelo que lleva asociada (…)
Piensa Klein que el Yo es incapaz de disociar el objeto –tanto interno como externo- sin que tenga lugar una correspondiente disociación dentro de él (…)
Bion: el bebé nace con una pre-concepción o un estado de expectativa sobre el pecho. Cuando esta pre-concepción se conecta con la experiencia del pecho real surge el concepto del pecho, aunque no es todavía un `pensamiento’. Para que se desarrolle el pensamiento el bebé debe experimentar la ausencia del pecho, lo que Bion llama `no pecho’ (…)
Fairbairn llama ´esquizoides’ -y Kohut `narcisistas’- a muchos pacientes que en realidad ahora serían diagnosticados de `personalidad límite’ (…)
La estructura del psiquismo se forma mediante la fragmentación y la internalización (…)
¿Qué es lo que se internaliza? Kernberg propone una interpretación interesante es un elemento del self, un elemento del objeto y la relación afectiva y propositiva que se da entre ellos (…)
La tópica que propondrá Fairbairn consta inicialmente de cinco instancias: Yo central, Yo libidinal, saboteador interno, objeto rechazante y objeto necesitado. Luego serán seis con la inclusión del objeto ideal (…)
La estructura endopsíquica propuesta –básicamente esquizoide- no sirve para comprender la histeria (…) La estructura endopsíquica fairbairniana permite, en cambio, una buena descripción de las organizaciones narcisistas y límites (…)
Lo que aporta el Edipo, en realidad, es la última capa en la estructuración del psiquismo (…) La situación edípica no es tanto un fenómeno causal sino un producto resultante (…)
Las incapacidades de las que sufre el paciente son resultado de unas relaciones de objeto insatisfactorias y que no dejan satisfecho, experimentadas en los momentos tempranos del desarrollo y exageradas a partir de la realidad interna (…)
A diferencia de Balint y de Winnicott, Fairbairn no acepta que el objetivo de la terapia exija provocar una regresión en el paciente (…)
En los textos de Kohut, el self, sin llegar a la autonomía de las concepciones pre-freudianas, se convierte en un centro de control psíquico de nuevo cuño (…)
La resistencia sólo puede ser superada cuando la transferencia ha llegado a un punto en que el analista se vuelve un objeto bueno, tan bueno que el paciente se atreve a exteriorizar sus objetos malos inconscientes (…)
Hace tiempo se viene postulando, desde la psicopatología vincular. La existencia de una posición intermedia entre la esquizo-paranoide y la depresiva. A esta posición la denominamos `confusional’ (…)
La angustia de separación es más básica y anterior a la angustia de castración, como entiende Fairbairn, pero debemos resaltar que aún antes está la angustia por fragmentación, el pánico no de ser abandonado sino de disolverse como sujeto (…)
El Yo es una diferenciación, no del Ello sino de la persona como totalidad.”
(Carlos Rodríguez Sutil, Introducción a la obra de Ronald Fairbairn : los orígenes del psicoanálisis relacional)
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