sábado, 3 de agosto de 2013
PSICOANALISIS Y REALIDAD: LAS TEORIAS OSCURAS DE CARL JUNG
PSICOANALISIS Y REALIDAD: LAS TEORIAS OSCURAS DE CARL JUNG: Teorias oscuras de Carl Jung Freud dijo que la meta de la terapia era hacer consciente lo inconsciente. Verdaderamente, hizo de e...
PSICOANALISIS Y REALIDAD: LAS TEORIAS OSCURAS DE CARL JUNG
PSICOANALISIS Y REALIDAD: LAS TEORIAS OSCURAS DE CARL JUNG: Teorias oscuras de Carl Jung Freud dijo que la meta de la terapia era hacer consciente lo inconsciente. Verdaderamente, hizo de e...
PSICOANALISIS Y REALIDAD: Jacques Lacan /El saber del psicoanalista, clase V...
PSICOANALISIS Y REALIDAD: Jacques Lacan /El saber del psicoanalista, clase V...: Muy precisamente, en el nivel donde la relación sexual tendría posibilidad, de ningún modo de ser realizada, sino simplemente de ser ...
Jacques Lacan /El saber del psicoanalista, clase V /3 de Marzo 1972
Muy
precisamente, en el nivel donde la relación sexual tendría posibilidad,
de ningún modo de ser realizada, sino simplemente de ser esperada más
allá de la abolición del apartamiento de la función fálica, ya no
hallamos como presencia, me atrevería a decir, más que uno de los dos
sexos. Es muy precisamente esto lo que resulta evidente que tenemos que
aproximar a la experiencia tal como están acostumbrados
a verla enunciarse bajo esta forma que la mujer suscita en tanto el
universal no hace surgir para ella más que la función fálica, en la que
participa, como lo saben — esta es la experiencia, lamentablemente,
demasiado cotidiana como para no velar la estructura— pero no participa
sino queriéndola:
— ya sea arrebatar, encantar al hombre
— ya
sea, Dios mío, que le imponga su servicio, para el caso "...o peor" —
viene al caso decirlo— en que se lo haría. Pero muy precisamente esto no
la universaliza, aunque sería por esto, por esa raíz del "no toda", que
ella encierra otro goce que el goce fálico, el goce llamado propiamente
femenino, que no depende de ningún modo de aquél.
Muy
precisamente, en el nivel donde la relación sexual tendría posibilidad,
de ningún modo de ser realizada, sino simplemente de ser esperada más
allá de la abolición del apartamiento de la función fálica, ya no
hallamos como presencia, me atrevería a decir, más que uno de los dos
sexos. Es muy precisamente esto lo que resulta evidente que tenemos que
aproximar a la experiencia tal como están acostumbrados
a verla enunciarse bajo esta forma que la mujer suscita en tanto el
universal no hace surgir para ella más que la función fálica, en la que
participa, como lo saben — esta es la experiencia, lamentablemente,
demasiado cotidiana como para no velar la estructura— pero no participa
sino queriéndola:
— ya sea arrebatar, encantar al hombre
— ya sea, Dios mío, que le imponga su servicio, para el caso "...o peor" — viene al caso decirlo— en que se lo haría. Pero muy precisamente esto no la universaliza, aunque sería por esto, por esa raíz del "no toda", que ella encierra otro goce que el goce fálico, el goce llamado propiamente femenino, que no depende de ningún modo de aquél.
— ya sea arrebatar, encantar al hombre
— ya sea, Dios mío, que le imponga su servicio, para el caso "...o peor" — viene al caso decirlo— en que se lo haría. Pero muy precisamente esto no la universaliza, aunque sería por esto, por esa raíz del "no toda", que ella encierra otro goce que el goce fálico, el goce llamado propiamente femenino, que no depende de ningún modo de aquél.
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